La muerte es uno de los temas más delicados en nuestra vida, y su manejo es esencial para nuestra salud mental y emocional.
En muchas culturas, es común mostrar afecto hacia el ser querido que ha partido, lo que puede incluir el acto de besar la frente o
las mejillas de la persona fallecida. Sin embargo, un médico especializado advierte acerca de los riesgos que esto puede conllevar.
En este artículo, exploraremos por qué nunca se debe besar a una persona fallecida y qué implicaciones puede tener esta acción.
Primero, es fundamental entender que el cuerpo humano, aunque se encuentra en un estado de reposo final, sigue siendo portador
de microorganismos. Tras el fallecimiento, el proceso de descomposición comienza casi de inmediato. Aunque la mayoría de las
personas no son conscientes de ello, el cuerpo empieza a liberar una serie de bacterias y otros gérmenes que pueden ser nocivos.
Un simple beso podría exponer a la persona que se acerca al riesgo de contagio de enfermedades que han llegado a ser mortales en
diversas circunstancias.

El acto de besar a un fallecido también puede tener implicaciones emocionales y psicológicas que no deben ser subestimadas.
En el proceso de duelo, cada individuo encuentra diferentes maneras de expresar su dolor y despedirse. Sin embargo, el
contacto físico con el cuerpo sin vida puede provocar un trauma adicional. En vez de proporcionar consuelo, un beso podría
intensificar la angustia, llevándolo a enfrentarse a una realidad que puede ser desesperante para algunos.
Consecuencias Sanitarias del Beso
Desde una perspectiva médica, los virus y bacterias son particularmente preocupantes. La piel y los fluidos del cuerpo
pueden estar contaminados, y el intercambio de cualquier tipo de fluido puede ser un canal de transmisión de enfermedades.
Esto es especialmente relevante en el contexto actual, donde múltiples enfermedades han mostrado ser resistentes o incluso
mortales en ciertas condiciones. Es esencial que los asistentes a funerales y velorios mantengan la salud como prioridad
y eviten contacto innecesario que pueda poner en riesgo su bienestar.
Alternativas al Contacto Físico
Si bien el deseo de mostrar amor y respeto hacia una persona fallecida es comprensible, existen maneras más seguras y
emocionalmente saludables de rendir homenaje. Algunas opciones incluyen la creación de un álbum de recuerdos, escribir una
carta a la persona fallecida o realizar una ceremonia simbólica en un lugar significativo. Este tipo de actividades permite
expresar el dolor mientras se evitan los riesgos físicos y psicológicos asociados con el contacto directo.
Perspectiva Cultural sobre los Besos en los Funerales
Culturalmente, las prácticas funerarias varían enormemente. En algunas culturas, el beso es un gesto de amor y despedida,
mientras que en otras, se evita por completo el contacto físico con el cuerpo. Es importante respetar estas creencias,
pero también es esencial considerar las recomendaciones médicas que podrían influir en la salud de quienes están de duelo.
El Duelo y la Salud Mental
El duelo es un proceso natural que conlleva una serie de emociones complejas. La tristeza, la ira, la confusión y la
desesperanza son solo algunos de los sentimientos que pueden surgir. La forma en que cada individuo maneja este proceso
puede verse afectada por múltiples factores, incluyendo el contexto cultural y las creencias personales. Sin embargo,
el contacto físico con el fallecido, como el acto de besar, puede complicar aún más el proceso de duelo. Es fundamental
abordar la salud mental durante este período y buscar alternativas que fomenten la sanación sin añadir cargas emocionales innecesarias.
Conclusión
En resumen, besar a una persona fallecida puede parecer un gesto de amor y respeto, pero es esencial considerar los
riesgos asociados a este acto, tanto en términos de salud como de bienestar emocional. La medicina nos advierte sobre los
peligros de la transmisión de enfermedades, y el duelo es un camino que debemos transitar con cuidado y atención. Optar
por alternativas seguras para despedirse puede aliviar el sufrimiento y permitir un proceso de duelo más saludable. Recordemos
que hay muchas formas de honrar a quienes hemos perdido, y cuidar de nosotros mismos es un primer paso vital en ese
viaje.